-Escribir para escapar.-
domingo, 12 de enero de 2014
martes, 7 de enero de 2014
Miedo.
Nos dejamos el amor a un lado cuando decidimos dedicarnos al miedo. Miedo de no ser, miedo de ser. Miedo de tener miedo, de querer hasta que duela, y de que duela tanto que no volvamos a querer. Al final la vida gira en torno a lo mismo. ¿Por qué la necesidad de atarnos a alguien? Por el miedo a estar solos, a ser sin que nadie lo sepa.
Vivimos con miedo a morir, para terminar teniéndole miedo a la vida.
Vivimos con miedo a morir, para terminar teniéndole miedo a la vida.
lunes, 6 de enero de 2014
U.
Sigo
aquí sin mí, pero contigo. Estás en cada intento fallido por olvidarte.
En los versos ajenos y en los míos, y en estas ganas de que regreses. O
tal vez, es que el frío no me deja pensar.
Adiós.
Puede
que no haga tanto frío y esté congelada por dentro, que ni las mantas
me quitan el invierno. Puede que levantarme a estas horas a estudiar
parezca una estupidez , que soy estúpida. Puede que tal vez de forma
remota me asalten dudas de si aún te quiero. Que el frío es malo para
pensar, y peor para el vodka. Pero puede, alomejor, que tú llegaras a mi
vida para enseñarme, no para quedarte, porque no estás, y yo no quiero
que vuelvas, pero tengo tus sonrisas y tus bobadas guardadas. Asique,
por favor, ven y llévatelas, y deja que me cure yo sola del invierno,
dime que es verdad, que me quisiste a ratos y que otros me odiabas tanto
como yo, que viniste a hacerme daño, y cuando lo hiciste, adiós.
Escape.
Y, créeme, hay cosas que llegan, marcan y se van.
Como tus ojos, y esa estúpida sonrisa de los Viernes.
Como tus ojos, y esa estúpida sonrisa de los Viernes.
Rencor.
Hay
días que te levantas y, joder, qué asco. Cuando lo malo es peor y te
das por vencida, que hasta cuando sale el Sol es por joderte. Y pasan, y
se van, pero cuando llegan hay que aguantarlos, y tirar para delante.
Porque como te quedes ahí, y lo pienses demasiado, te cala, desde
dentro, hacia fuera. Días de mierda que hacen daño, duelen, escuecen, y
te hacen más fuerte. Solo queda encontrar maneras de salir de ahí, o
personas que te ayuden, o motivos para hacerlo. Y entonces, te das
cuenta de las veces que te dijeron que no lo lograrías, y es como;
mírame, joder.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)