Desorden.
A
lo mejor la brisa que nos enreda el pelo es el suspiro de alguien roto
al otro lado. Porque, no se, los dos son un caos.
Cómo puede ser tan mudo este desastre.
De cuando damos mil vueltas en la cama pero no conseguimos sacudirnos
las ideas. Es una realidad triste, digo. Qué le vamos a hacer.
Y la sonrisa rota de ir en contra del viento. De las personas. Del Sol.
Del mundo. Por qué.
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