lunes, 6 de enero de 2014

Incertidumbre.

El tiempo, el humo, la gente, las sonrisas, la vida. Todo se escapa. Y las ganas de creer que no es así, se desvanecen. La fe en las personas y sus promesas no valen más que una mierda de perro. Aún así, luchamos cada día contra eso, porque queremos creer. Necesitamos creer, que alguien nos va a acompañar. Dónde, no se. Quién, tampoco.

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