No hay vuelta atrás.
Y te echaba de menos. Ya no solo entre mis brazos, empezaste a faltar entre mis días.
De repente, eras una necesidad. El alcohol y los besos ajenos ayudan, pero no se pueden comparar.
Hasta que al volver a mí, me di cuenta de que de ti me gustaba hasta lo que no tenías, que era yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario